Disciplina positiva: encontrando el balance entre amabilidad y firmeza

Padres · 07 de Mayo 2020

Disciplina positiva: encontrando el balance entre amabilidad y firmeza

Te explicamos qué es la disciplina positiva y cómo puedes aplicarla en la crianza de los chicos.

Disciplina positiva: encontrando el balance entre amabilidad y firmeza

Freepik / Canal IPe

¿Disciplina positiva? ¿Me estás diciendo que la amabilidad y la firmeza son compatibles en la crianza? La respuesta es sí. ¿Pero cómo la incluimos en la vida de nuestros hijos? ¡Paciencia! En esta nota de Chicos IPe te lo vamos a explicar.

 

Según Marisa Moya, profesora de educación infantil y psicóloga, la disciplina positiva es un enfoque que no incluye ni el control excesivo (sobreprotección) ni la permisividad. Sus bases, el respeto mutuo y la colaboración, buscan que niños y niñas aprendan competencias básicas para la vida.

 

Los inicios de la disciplina positiva

Este método fue creado por el psiquiatra Alfred Adler en los años 20, pero se desarrolló en los años 80 gracias a la psicóloga Jane Nelsen, que dedicó su carrera a enseñar a padres y educadores sobre la importancia de educar con amor.

 

“¿De dónde sacamos la loca idea de que para que un niño se porte bien tenemos que hacerlo sentir mal?”, decía Nelsen. En eso coincide también Marisa, que asegura, según sus investigaciones y experiencia, que el castigo no es una estrategia educativa, solo es un reflejo de la inseguridad y el miedo de los padres. 

 

“El principal deber de los niños es divertirse, explorar con todo su cuerpo. Ellos tienen que absorber el mundo. Si un niño pinta todas las paredes de su casa no está siendo malcriado, solo está siendo niño. Etiquetándolo y culpabilizándolo solo estamos hiriéndolo y limitando su potencial”, explica. 

 

Disciplina positiva: encontrando el balance entre amabilidad y firmeza

¿Cómo la aplico la disciplina positiva en mis hijos? 

Para aplicar correctamente la disciplina positiva es importante desaprender la idea que tienes de “disciplina” y seguir estas recomendaciones:

 

Amabilidad, firmeza y respeto al mismo tiempo. Es un error hablar con los niños como si fueran adultos. Muchas veces ellos no saben que lo que están haciendo está “mal”, incluso cuando les decimos “no hagas eso”, siguen sin entenderlo. Ejemplo: Si tu hijo hace algo que te altera como mancharse toda la ropa con témpera, respira antes de reaccionar y explícale con cariño y firmeza que sería mejor si pintara en una cartulina y dásela. 

 

Ayúdalo a sentir que es importante. Desarrollar la conexión en la infancia es vital. Hacerle saber a tu hijo que estás ahí, que te importa lo que hace. No dejarlo solo y supervisar sus actividades lo ayudará a desarrollar un sentido de pertenencia que será básico para que te respete y preste atención. La clave: primero la conexión y luego la corrección

 

Guiálo para que sea consciente de sus capacidades. El sentido de pertenencia no es lo único que necesita un niño para desarrollarse, a eso se le debe sumar el sentido de contribución. ¿Cómo se manifiesta? Un pequeño con sentido de contribución se sentirá valioso y capaz. Sentirá que por existir ya aporta un gran valor. Para eso necesitas validarlo y guiarlo para que descubra para lo que es bueno sin minimizarlo por sus limitaciones. Los niños necesitan aliento como las plantas necesitan la luz del sol. 

 

Entiende que esto es algo que funciona a largo plazo. Tienes que ser paciente contigo y con él y seguir instruyéndote en el tema. Los cambios se notarán varios meses después de que comiences a actuar. Recuerda: nadie es perfecto y habrán momentos en que no podrás evitar molestarte. Aunque el camino es largo, los aprendizajes que dejará serán súper valiosos. 

 

¿Ya habías escuchado hablar de la disciplina positiva? Si no es así, es un buen momento para aplicarla en casa. ¡Por una educación llena de respeto y amor para todos nuestros niños!

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