Videojuegos en la mira

Ya sea en una computadora, a través del celular o una consola, a los chicos siempre les gustarán los videojuegos. Con atractivos personajes y un sinfín de mundos por descubrir, es fácil que se entretengan por largos periodos de tiempo en historias de épicas batallas y misiones asombrosas.

“Un ratito más” o “termino este nivel y voy”, son algunas frases que, seguramente, hemos escuchado decirles cada vez que están frente a la pantalla. Esto nos lleva a preguntarnos cuál es el límite permitido para que el videojuego no interfiera de sobremanera en sus vidas o, en el peor de los casos, se convierta en una adicción. La Organización Mundial de la Salud (OMS) está al tanto de esta situación y es por eso que la ha incluido en su nueva Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11).

¿Por qué?

Según el borrador de la nueva Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-11) — aquella que incluye toda la información necesaria para que los médicos puedan diagnosticar enfermedades — la adicción a los videojuegos se caracteriza por tener un patrón de conducta tan severo que llega a afectar seriamente la vida personal, familiar o social tanto de chicos como adultos.

De no tener un adecuado control, lo que inicia siendo una recompensa a una buena acción o un pasatiempo más en su rutina, puede convertirse en una verdadera pesadilla. A niveles extremos los chicos pueden llegar a aislarse de sus amigos por jugar, bajar su rendimiento escolar y generar peleas con otros miembros de la familia.

¿Cómo saberlo?

Ante este nuevo informe, la OMS nos pide estar atentos a ciertos síntomas:

Si los hemos identificado y han durado por lo menos doce meses, entonces estaremos hablando de una adicción. La OMS destaca que dicho periodo puede ser más corto en caso los síntomas sean muy graves.

Solo para darnos una idea del problema, en los últimos siete años el Centro de Información y Educación para la Prevención del Abuso de Drogas (Cedro) atendió 370 casos de adicción a los videojuegos.

¿Cómo actuar?

El anuncio de la OMS ha generado polémica, especialmente en personas dedicadas al diseño y a la producción de videojuegos. Ellos alegan que existen algunos juegos que pueden estimular la creatividad, concentración, aprendizaje, nuestra capacidad para resolver problemas, así como la mejora del pensamiento estratégico y táctico de los chicos. 

No dudamos de todos estos grandes beneficios y que, además, los videojuegos son una gran forma de divertirnos incluso en familia. Pero, como toda tecnología que llega a nuestras vidas, debe haber cierto control para evitar situaciones difíciles dentro de nuestro entorno.

Si decidimos que los chicos hagan uso de los juegos en cualquier dispositivo que tengamos en casa, un primer paso es hablar con los chicos y ser honestos con ellos al explicarles el uso y los riesgos de esta diversión. También debemos establecer horas específicas y así crearles una rutina saludable de juego.

Tomemos medidas y evitemos situaciones que nos perjudiquen como familia. Recordemos que todo es cuestión de orden y disciplina en casa.